Fueron 45.466 las hectáreas afectadas por los voraces focos ígneos en el departamento San Martín, de acuerdo al análisis de la Unidad de Emergencias y Alerta Temprana de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales.

El organismo informó a la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable el saldo final de superficie siniestrada en el departamento San Martín, cuyos reportes contribuyeron a dimensionar y trabajar operativamente en un incendio de grandes proporciones.

Con la información disponible podemos relatar la crónica de una quema anunciada, y las consecuencias que tiene, a priori, un claro responsable: la mano del hombre.

18 y 19 de Septiembre: El inicio

Los sistemas de alerta temprana, federales y locales reportaron la formación de dos focos ígneos en el departamento San Martín. Las condiciones del relieve, y el abundante combustible vegetal disponible en la zona contribuyeron al avance de las llamas. El Centro de Operaciones de Emergencia (COE) distribuyó en la zona las fuerzas disponibles de bomberos de la Policía y voluntarios para el resguardo de las zonas pobladas. CONAE reportó, en este momento, 5000 hectáreas quemadas pero la Red de Estaciones Meteorológicas (REM) alerta que por las condiciones climáticas (altas temperaturas y vientos fuertes) esa situación iba a complicarse.

20 y 21 de Septiembre: Tempestad

 El aviso de la REM señalaba viento oeste de intensidad regular a fuerte (29 a 49 km/h) con ráfagas superiores a 70 km/h. Mientras los focos se habían desperdigado hacia todas las direcciones, el avance del fuego se agravó considerablemente, dificultando la tarea de los bomberos. Con la defensa de pueblos y parajes en mano de las fuerzas de seguridad, las llamas consumieron alambrados, campos, animales (tanto silvestres como de crianza ganadera), pastizales, sembradíos y millares de árboles y arbustos nativos que abundan en la región.  Las Lagunas, Potrerillo, Paso Grande, Villa de Praga, Los Manantiales, Casa de Piedra, La Ramada, La Vertiente, Guanaco Pampa, Guzmán, San Isidro, La Cocha, sufrieron daños. CONAE reporta 35.000 hectáreas quemadas, multiplicando por siete su primer reporte y marcando un punto de inflexión.

22, 23 y 24 de septiembre: Sin tregua

Con alerta roja, apoyo aéreo y temperaturas elevadas, el COE movilizó a todas las unidades de las fuerzas de seguridad disponibles al combate de los focos ígneos desperdigados por el departamento San Martín. Luego de un trabajo de 5 días, las picadas, los contra-fuegos y el combate cuerpo a cuerpo de las llamas por parte de los bomberos (grandes héroes en esta historia) tuvo su recompensa. Los focos ígneos empezaron a ser controlados y apagados, mientras las guardias de cenizas se distribuían de manera preventiva en el terreno.

Posteriormente, el Gobierno desplegó todas sus dependencias en un esfuerzo interministerial para la asistencia humanitaria, social y productiva. El “después” de los incendios requería de toda la asistencia posible, alimentos y agua para familias y sus animales, electricidad, conectividad, salud para quienes habían sufrido lesiones y quemaduras.

El 95% de los incendios son intencionales y es una tarea permanente, concientizar sobre los estragos que provocan. En resumen, hubo familias que perdieron poco, familias que perdieron su casa, familias que perdieron su sustento, familias que perdieron su campo y familias que perdieron todo.

Nuevos relevamientos

En los próximos días, una vez que la asistencia gubernamental pueda brindarles el alivio que tanto requieren las comunidades del departamento San Martín, la cartera ambiental realizará un relevamiento ambiental y ecológico, en cumplimiento con la Ley Nacional de Bosque Nativo (26.331) que brindará conclusiones sobre el daño hacia la flora y fauna nativa en la región.