Durante los primeros seis meses del año el Centro de Conservación de Vida Silvestre (CCVS) tuvo un rol protagónico en la recuperación y rehabilitación de los animales silvestres de la provincia. En total ingresaron 206 animales, los ejemplares ingresaron al centro de rescate a través de entregas voluntarias, denuncias anónimas, y operativos realizados por la Policía Ecológica y Ambiental.

Entre los distintos esfuerzos por el cuidado ambiental, el compromiso ciudadano, una vez más cumple un elemento clave en la cadena de solidaridad y valor para la protección de la fauna silvestre que muchas veces sufre por el mascotismo, o es víctima del tráfico ilegal.

Gracias a denuncias anónimas y de vecinos de distintos puntos de la provincia, el CCV ubicado en La Florida recibió a 174 aves, 24 mamíferos y 8 reptiles, entre los casos más destacados se pueden mencionar a zarigüeyas, halconcitos colorados, lechuzas de campanario, matacos, y cardenales amarillos.

Todas las especies según su característica, recibieron los cuidados y tratamientos veterinarios necesarios para mejorar su calidad de vida, y en relación a la recuperación fueron devueltos a la silvestría. El destino de cada individuo recuperado depende de una serie de factores (sanitarios, conductuales y ecológicos) que son oportunamente evaluados por el equipo técnico que trabaja dentro del CCVS. Uno de los destinos posibles es el retorno a la vida silvestre. Aquellos animales que no pueden ser liberados ingresan a programas de reproducción en cautiverio (conservación ex situ) o a programas de educación ambiental dentro de la Reserva.

 Los riesgos ambientales del Mascotismo y tráfico ilegal

 Los animales silvestres no pueden ni deben ser mascotas por motivos ecológicos, sanitarios, éticos y legales. Desde el punto de vista ecológico, cada animal silvestre encerrado es un individuo menos en su población y es ecológicamente inútil, ya que no dejará descendencia ni cumplirá con sus funciones dentro del ecosistema. Al crecer y vivir en contacto con el hombre, cambian sus conductas naturales y muchos comportamientos instintivos pueden no desarrollarse. No pueden adaptarse a las condiciones de vida en nuestras casas, lo cual los lleva a padecer déficit alimentario, estrés, cambios en el comportamiento, enfermedades.

En cuanto a los motivos éticos, la mayoría de las personas que llevan un animal silvestre a su hogar desconocen las necesidades reales de la especie, tanto físicas,

fisiológicas o comportamentales, y no evalúan el gran daño y sufrimiento que le causan a cada ejemplar. Lo sanitario también es muy importante, ya que una gran cantidad de animales son reservorios de enfermedades zoonóticas y muchas de estas serán transmitida a sus “dueños” durante su estadía en cautividad.