El número fue calculado por la Secretaría de Ambiente a partir de recorridos por las zonas quemadas, como así también a través del análisis de imágenes satelitales. Buena Esperanza, El Trapiche, Lafinur y el paraje Las Palomas, fueron las localidades que más sufrieron el impacto de los incendios forestales.

A causa del cambio climático, las temperaturas son superiores a los promedios históricos y las sequías más duraderas, por lo que las condiciones para el desarrollo de incendios forestales se presentan como una situación de riesgo extremo. El fuego daña significativamente los ecosistemas con diferentes grados de intensidad y su recuperación dependerá del tipo de vegetación, de las condiciones ambientales y de las acciones que llevemos adelante para ayudar en el proceso de restauración.

Con la responsabilidad de llevar adelante las acciones de prevención de incendios y restauración de las zonas afectadas, la Secretaría de Ambiente realiza relevamientos permanentes para informar, en primera instancia, las dimensiones del siniestro y para estimar cuál es el impacto ambiental causado por el fuego.

En este sentido, por medio de imágenes satelitales y relevamientos en territorio, se pudo establecer que en lo que va del 2022 el total de hectáreas afectadas supera las 42.000, de las cuales unas 15.000 corresponden a los incendios reportados a principio de año en Buena Esperanza, 4.500 se quemaron en El Trapiche, en el caso del Paraje Las Palomas el fuego arrasó con más de 3.000 hectáreas, y en el incendio de interfaz en Carpintería se vieron afectadas 150 hectáreas. La restante superficie afectada se encuentra entre diferentes localidades de los departamentos Pringles, Pedernera, Junín y Chacabuco.

Daño calculado e impacto ambiental

Buena Esperanza: La superficie afectada supera las 15.000 hectáreas. Los ecosistemas afectados son variados, principalmente superficies con grandes extensiones de pastizales y algunos bosques principalmente compuestos por Caldenes. Este incendio se desarrolló durante el mes de enero, por lo que las condiciones ambientales de alta temperatura y baja humedad hicieron que el impacto del fuego fuera elevado, pero los pastizales tienen alta tolerancia y capacidad de recuperarse luego de un incendio.

El Trapiche: El fuego afectó a unas 4.500 hectáreas con diversos grados de intensidad. Los principales ecosistemas dañados fueron pastizales y campos productivos, con muy bajo impacto en bosques nativos. Este tipo de incendio, si bien afecta en forma moderada al ambiente, conlleva grandes pérdidas económicas debido a la pérdida de silos, alambrados y animales.

Carpintería: En Carpintería se desarrolló el primer incendio de interfaz del 2022. Se denomina así al sector de transición en el que el terreno agreste forestal entra en contacto con zonas edificadas o urbanas, o viceversa. Este tipo de incendios puede alcanzar y/o propagarse a través de las edificaciones y la vegetación forestal circundante, lo que hace que surjan problemas referidos a la seguridad civil, sustancialmente más prioritarios y complejos que los provocados por los incendios netamente forestales. La afectación superó las 150 hectáreas, donde el monte nativo fue el más perjudicado. La vegetación leñosa de los arbustos y árboles de mayor porte (molles y algarrobos) sufrieron daños que tardarán más de 30 años en subsanarse y en algunos casos no podrán volver a su estado anterior. Los anillos cortafuegos cumplieron un rol importante en el incendio de Carpintería, frenando en algunos sectores el avance del fuego y permitiendo que las unidades de combatientes se muevan con mayor celeridad y seguridad al sector del incendio.

Lafinur, Las Palomas, Los Cajones: A principio de año el país atravesaba una ola de calor histórica por la cantidad de días que se sufrieron picos de más de 45 °C de sensación térmica. Las lluvias estivales tardaron en llegar más allá de mediados de enero. En este escenario, se desarrolló el incendio en el norte provincial, en zonas con altas cargas de vegetación, los combatientes libraron duras batallas durante días exponiéndose a situaciones de alto riesgo por la intensidad calorífica que emanaba el incendio forestal. El análisis de la superficie afectada arrojó un área de más de 3.500 hectáreas. En este caso, el análisis del índice NBR que se realiza para conocer la intensidad de un incendio forestal arrojó que el impacto fue extremo. El ecosistema afectado principalmente es de bosques nativos, con añosos quebrachos blancos y algarrobos. Debido al alto impacto de las llamas, ya se llevan adelante monitoreos satelitales y a campo para determinar la necesidad de llevar adelante acciones de reforestación y restauración ambiental.

El fuego arrasa con todo

La pérdida en la flora afecta, indirectamente, a las especies animales autóctonas, mamíferos, aves o reptiles, quienes pierden la posibilidad de refugiarse o nidificar en lugares óptimos. La situación lleva a un desbalance en el sistema predador-presa ya que los primeros tienen mayores posibilidades de ubicar rápidamente a los segundos.

Pero esto sólo podrá ser posible si los animales sobreviven al incendio. La mayoría de las especies que mueren son las terrestres, muchos de los que viven en grupos se asustan y aíslan quedando sin protección, siendo las crías las más afectadas.

Luego de un incendio forestal, al perderse la vegetación, el suelo queda desprotegido facilitando el inicio de procesos erosivos relacionados con la acción del viento y del agua. Sucede también la merma en la materia orgánica, la afectación de bancos de semillas y el cambio en la proporción de especies vegetales favoreciendo aquellas con hábitos “colonizadores” y que en muchos casos son exóticas invasoras, perdiendo de esta manera su lugar natural las especies nativas.

Los incendios alteran también la captación de agua, generando pérdidas de materia orgánica, cambiando la acidez de los ríos, lagos e impidiendo el desarrollo de la actividad ganadera. Además, se dificulta y encarece la potabilización del agua, ya que la misma arrastra cenizas y carbón.

Por los mismos motivos, el ciclo natural del agua se altera: la recarga en el suelo es mucho menor, el agua tiende a escurrir más rápido generando mayor arrastre de sedimento, los ríos ven sobrepasada su capacidad de transportar agua y se incrementan las posibilidades de crecidas.

La lucha contra el fuego es una responsabilidad colectiva

La lucha contra el fuego es una responsabilidad social que nos convoca a todos y todas. Es importante recordar que la temporada alta de riesgos ígneos en la provincia comienza en el mes de julio y se extiende hasta noviembre. Si observás incendios, comunicate con San Luis Solidario (103), Bomberos (100) y Policía (911).

 

Nota y foto: Prensa Secretaría de Ambiente.