Seguirá un tratamiento especializado en el bioparque ubicado en Escobar, Provincia de Buenos Aires por presentar signos de envenenamiento con plomo.
El ejemplar ingresó al Centro de Conservación de Vida Silvestre (CCVS) el domingo pasado con una pata lastimada y un dedo quebrado. Con signos de intoxicación, detectado a partir de sus heces y estado general del animal, finalmente la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable acordó con la Fundación BioAndina su traslado al bioparque Temaikén para tratar el envenenamiento con plomo, en el marco del Programa de Conservación de Cóndor Andino (PCCA).
Esta hembra encontrada en Las Chacras, departamento San Martín, presenta una intoxicación que se ha vuelto frecuente en los últimos años y amenaza al cóndor andino en toda la región. La contaminación por plomo, asociada principalmente a la ingesta de municiones de plomo, pero probablemente también con otras fuentes como la contaminación ambiental, es otra amenaza que produce disminuciones de las poblaciones en diversas especies de aves carroñeras.
En muchas ocasiones, los cazadores dejan a sus presas abatidas en el campo y de éstas se alimentan los carroñeros, entre ellos, el cóndor andino. Al alimentarse de cuerpos que fueron baleados, estas aves ingieren el plomo que, mediante, su sistema digestivo se transporta al sistema circulatorio generando intoxicación con plomo.
Por otro lado, los cóndores también pueden ser víctimas de disparos bajo la creencia que depredan el ganado, aunque dichos eventos resultan muy raros para un ave que carece de adaptaciones morfológicas para cazar. Por ello es de suma importancia establecer regulaciones que prohíban el uso de las balas de plomos y se cambien a las de acero, por ejemplo, que no son tóxicas y haría que muchas especies no se vieran amenazadas.
El envenenamiento puede darse de forma directa o indirecta. Hay personas que envenenan intencionalmente a los cóndores con carbofurano porque los consideran nocivos para la producción ganadera. Pero generalmente son envenenados involuntariamente al consumir carroñas con pesticidas dirigidos a depredadores como el puma y el zorro.
Si bien en nuestro país, desde hace uno años hay reglamentaciones que prohíben la utilización y comercialización del carbofurano, existe un stock remanente o hay otros pesticidas que pueden ser utilizados como cebo tóxico para eliminar grandes carnívoros, como el puma y el zorro, o incluso perros. En dichos eventos, no sólo muere la especie objetivo, sino todos los carroñeros que se alimentan del cebo envenenado.
El plomo, peligroso para animales y seres humanos
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza cataloga al cóndor andino como especie amenazada, ya que sufre la pérdida de su hábitat y el envenenamiento por la ingesta de animales intoxicados o de los propios cebos envenenados colocados ilegalmente por cazadores y ganaderos.
Si bien es el hombre el que ha desencadenado los factores que hacen peligrar al cóndor y otras especies, es la intoxicación por plomo, que provoca la caza, una de las más devastadoras.
El plumbismo o intoxicación por plomo es provocada por la ingesta de este metal, que es muy estable y puede pasar cientos de años en el ambiente o en el organismo hasta su desintegración. Cuando los perdigones de plomo son ingeridos, se van degradando por el efecto de los jugos gástricos y el metal es absorbido por el organismo. Las piezas de caza contaminadas con plomo, ya sea porque sobreviven al disparo o porque mueren pero no son recuperadas por el cazador, son utilizadas como alimento por las aves que ingieren accidentalmente municiones que quedan en el suelo. Esto constituye la principal fuente de intoxicación para aves de presa, carroñeras y carnívoros.
Pero no solo para ellos es peligroso. El metal se acumula en la cadena alimentaria, lo que significa que si el hombre, u otro predador, consumen un animal contaminado con plomo, éste pasará a acumularse en su organismo provocando síntomas que se agravan a medida que aumenta la cantidad acumulada.
Las aves intoxicadas presentan una debilidad notable, debido a problemas digestivos y neuromusculares que no les permiten volar ni buscar alimento. Pierden peso rápidamente hasta llegar a una debilidad extrema que termina en la muerte.
La contaminación por plomo puede tener importantes efectos en el ambiente y en la fauna, pero también los cazadores son un grupo de riesgo por consumir habitualmente las piezas que cazan. Estos animales pueden tener ya cierta cantidad de plomo acumulado en su organismo, pero la situación se agrava cuando son cocinados con algún perdigón o restos de bala porque la maceración y cocción favorecen la liberación y, por ende, el consumo del plomo.