El ave volverá muy pronto a su ambiente natural. “Pullec Antu”, que significa “Alma de Sol” en lengua Ranquel. Ingresó al Centro de Conservación de Vida Silvestre (CCVS) en el mes de octubre del año pasado, luego de ser rescatada por la Policía Ambiental en el paraje Los Lobos, ubicado en el departamento Junín.

El cóndor andino es el ave voladora más grande del mundo y una de las especies emblemáticas de nuestra provincia, ocupando un lugar central en la cosmovisión de los pueblos originarios. Además de cumplir un rol fundamental en el ecosistema puntano, tiene gran relevancia en las culturas ancestrales como símbolo de fuerza, libertad, inteligencia y enaltecimiento.

Entre las diferentes políticas ambientales que impulsa el Gobierno provincial, se encuentran las acciones de cuidado y protección de la fauna. En este sentido cada ejemplar silvestre rescatado que ha sufrido mascotismo, tráfico ilegal o atropellamiento es asistido en el Centro de Conservación de Vida Silvestre ubicado en La Florida (CCVS).

En esta oportunidad, “Pullec Antu” (Alma de Sol en lengua Ranquel) es el cóndor andino rescatado en octubre del 2022, que volverá muy pronto a vivir en libertad. El nombre del ave fue propuesta y elegida por los usuarios de las redes sociales de la Secretaría de Ambiente, en la que se los convocaba a expresar nombres vinculados a las culturas originarias simbolizando el significado y el valor que conlleva el animal.

“Pullec Antu”, es un ejemplar hembra que fue encontrada en el Paraje Los Lobos, y gracias al inmediato aviso de los vecinos de la zona, el ave pudo ser asistida por la Policía Ecológica y los Bomberos de la Villa de Merlo, y luego trasladada al CCVS, donde recibió atención veterinaria, y transitó durante tres meses y medio el período de rehabilitación y vuelo para fortalecer su musculatura.

La importancia de su conservación

El ave más grande del mundo, cumple una función clave en los ecosistemas puntanos, ya que se alimentan de animales muertos y en estado de descomposición, evitando de esta forma la proliferación de bacterias que pueden generar enfermedades en los humanos. Asimismo, estos ejemplares ayudan a controlar la población de otras especies carroñeras y así contribuir a mantener el equilibrio del ecosistema.

 

Nota y fotos: Prensa Secretaría Ambiente.