Ambiente

Un pecarí de collar, un carancho y una pequeña corzuela son cuidados en el Centro de Conservación de Vida Silvestre

14 de julio de 2025 - 10:50 hs.

La provincia se caracteriza, con orgullo, por su constante trabajo en el cuidado y conservación de la fauna nativa. Para esta política ambiental, el Centro de Conservación de Vida Silvestre, con más de diez años en funcionamiento, cumple un rol clave.

Este último período tuvo un ritmo dínamico que logró salvar cientos de vidas, y devolver a la silvestría otros tantos. En esta oportunidad, ingresaron al CCVS un carancho, un ejemplar de pecarí de collar, y continúa con su recuperación la pequeña corzuela que ingresó los primeros días de julio.

El carancho (Caracara plancus) llegó desde San Francisco del Monte de Oro, siendo recuperado por la Policía Ambiental y Ecológica y Bomberos Voluntarios de la localidad, con una profunda herida en una de sus alas, la lesión producto de la maldad humana dificulta su vuelo, pero  el equipo veterinario no pierde las esperanzas, e intensifica sus cuidados día a día para que pueda regresar a su hábitat natural, de donde nunca debería haber salido.

El pecarí de collar (Pecari tajacu) es otro de los animales silvestre que ingresó esta semana al CCVS. El mamífero, llegó al centro de rescate por entrega voluntaria, aunque presenta grandes signos de haber sido improntado, está en proceso de recuperación físico y conductual para evaluar posibilidades de ser liberado en los ecosistemas sanluiseños.

Por su parte, la cría de Corzuela parda (Mazama gouazoubira) contínúa su recuperación con minuciosos ciudados. Entre la atención veterinaria que recibe, se controla su temperatura, su peso y alimentación. Y también se hace especial énfasis en mantener una prudencial distancia, dado que puede ser un problema significativo si los animales jóvenes se improntan con humanos, ante el riesgo de perder el miedo natural a las personas y tener dificultades para sobrevivir en la naturaleza.

Características de cada ejemplar

El carancho es un ejemplar tiene una contextura robusta que puede llegar a medir 60 centímetros de longitud y pesar hasta 1,60 kilogramos. Tiene la parte superior de la cabeza de color marrón oscuro y la piel alrededor del pico es de color rojo.

Es un ave oportunista que se alimenta de carroña, aunque también puede cazar insectos, pequeños mamíferos y aves. Construye su nido en árboles o matorrales utilizando ramas, pasto y pelos, y suele ser muy desordenado. En San Luis se puede observar en diferentes ambientes, incluyendo rutas y caminos, donde se alimenta de animales atropellados.

El  pecarí de Collar, en cambio es un animal social que vive en grupos de hasta 20 individuos. Tiene un pelaje grueso y oscuro, con un collar blanco alrededor del cuello. Se alimenta de frutas, raíces, tubérculos y otros vegetales. Es un animal omnívoro y puede comer insectos, reptiles y pequeños mamíferos. Se comunican entre sí mediante una variedad de sonidos y olores, son animales defensivos y pueden ser agresivos cuando se sienten amenazados, y también son importantes dispersores de semillas y pueden jugar un papel importante en la ecología.

La corzuela, popularmente conocida como ‘sachacabra’, es un residente de nuestro bosque nativo, habitual en zonas urbanas y periurbanas. Además, frecuenta la vera de rutas y caminos. La especie tiene una particularidad: cuando son encontrados heridos, se les suele desarrollar una patología conocida como miopatía de captura, una enfermedad muscular no infecciosa que afecta a animales silvestres y domésticos, causada por el estrés y esfuerzo físico durante la captura o manipulación. Esta condición se caracteriza por la degeneración y necrosis del tejido muscular, lo cual puede causar debilidad y en gravedad motivo de muerte.

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